Tierra de tradición gaucha y de progreso, recibe oficialmente su nombre a partir de bautizar de ese modo a la Estación del Ferrocarril, en 1902. La zona originalmente agrícola-ganadera, de terreno suavemente ondulado y salpicado por los cascos de grandes estancias, comienza a transformarse en poblado con el loteo del campo de Don José Keegan. Allí los primeros negocios de ramos generales se iluminaban con luz eléctrica en 1925. Mientras los caballos dejaban su huella en los caminos que desde 1930, paseaban a los primeros turistas que la llamaban “La Córdoba Chica”, dado su buen clima y altura. Por la fama que fue generando en torno al poblado, Los Cardales creció junto a innumerables quintas de fin de semana y más adelante, barrios cerrados, clubes de campo y otros emprendimientos urbanísticos. En la actualidad es un espacio que mezcla pasado y futuro, sostenido sobre tradiciones que aún se mantienen vivas y una atractiva propuesta como lugar de vivienda permanente o para disfrutar del tiempo libre.